¿Alguna vez has oído la palabra ‘puja’ (pronunciada /puya/)?

Una ‘puja’ es un ritual religioso que se realiza para presentar respetos o venerar a una o más deidades. En este ritual se suelen utilizar inciensos, velas, flores aromáticas, rezos, agua purificada, etc.

Durante mi estancia en India he podido observar rituales de lo más curioso. He visto cómo levantan pequeños altares en cualquier parte de la calle y cómo realizan movimientos de lo más llamativo en señal de rezo o veneración.

Cuando paseas por la calle no dejas de ver mini altares improvisados e incluso no tan improvisados y no tan minis, con cada paso que das. En Pune, por ejemplo, son muy devotos de Ganesha. El tema de las deidades indias es tan denso que en este último viaje he decidido comprarme un libro sobre su simbología para ver si puedo arrojar un poquito más de luz sobre el entramado metafórico que envuelve a las mismas y a las religiones indias.

Pues bien, volviendo al tema de Ganesha; decir que es uno de los dioses más venerados en India, perteneciente a una de las ocho religiones actuales que se profesan por todo el continente, la hinduista. Ganesha era el fruto de la unión entre otros dos dioses: el Dios Shiva y la Diosa Parvati. Lo curioso, atractivo y el atributo más destacado de Ganesha es que está formado por un cuerpo de niño y la cabeza de un elefante. Os preguntaréis porqué. Pues cuenta una de las leyendas, -sin duda la que más me llama la atención-que Parvati lo concibió como el guardián de su puerta para evitar que nadie entrara mientras ella tomaba un baño. En ese momento, llega Shiva -que no lo conocía y era su supuesto padre-y Ganesha le impide el paso, con tan mala suerte que Shiva se agarra un cabreo descomunal y le cercena la cabeza al niño. Al ver que Parvati está muy afligida por la pérdida de su hijo y siendo incapaz de consolarla, Shiva le promete que sustituirá la cabeza del hijo por la del primer animal que pase por la puerta, siendo este un elefante. Y así es como surge Ganesha. ¿Qué simboliza Ganesha? Esa es una incógnita que podré desvelaros cuando me sumerja en la literatura hindú. Hasta entonces, os dejo con su imagen:

Volviendo al hilo de las ‘pujas’ lo que me ha resultado más significativo este año ha sido ver cómo hacían el ritual en las puertas de las viviendas. Preguntando el motivo me explicaron que para ellos, cuando se construyen su casa, es muy importante hacer la puja cada mañana en la puerta porque consideran que la entrada a la vivienda es sagrada y que Dios habita en ella. Normalmente colocan debajo del umbral, en el momento de la construcción, una pieza de plata y oro en ofrenda a la deidad y cada mañana han de hacer el ritual en su honor y como protección del hogar. En este viaje he visto cómo usaban una varita de incienso para purificar la estancia, un recipiente con agua purificada con la que rocían la entrada y un par de recipientes más con polvo de especias rojo y amarillo (que obtienen del sándalo y la cúrcuma) con los que dejan unas huellas dactilares en el dintel.

Por ello, cuando vayas a India, observarás que todos dejan su calzado en la puerta de las casas y de todos los establecimientos antes de entrar y que nunca jamás pisan el umbral/escalón/rebate/dintel, o como cada cual lo llame en su lugar de origen, cuando entran a algún sitio.

A colación de las religiones, en próximas entregas, os contaré unas anécdotas muy interesantes sobre otra de las religiones que se practican en la India, el jainismo, a la que además pertenecen unos muy buenos amigos míos de Bombay, que conocí el año pasado viajando en tren por España, justo antes de mi primer viaje a la India.

Espero que hayáis disfrutado y aprendido nuevamente con esta publicación.

Os deseo un feliz día y os envío un abrazo enorme con todo mi cariño.