¿Cómo el masaje de la Medicina Ayurveda despertó mi curiosidad?. La importancia de incluirlo en nuestra rutina diaria.

La palabra «masaje» evoca en mí, después de haber sido paciente y de actualmente ser terapeuta, una imagen de agradecimiento extremo de cada parte del cuerpo y del alma hacia las manos del terapeuta. Después de ver y observar, desde los dos lados de la camilla, puedo llegar a la conclusión sin miedo a equivocarme, que recibir un masaje implica no solo una forma de aliviar dolencias y reequilibrar el organismo sino algo más profundo. Recibir un masaje es como abrirte y entregarte con total confianza a una persona que quizás conoces o a la que, tal vez, ves por primera vez. Es como decirle: «aquí me tienes, este es mi cuerpo y te lo entrego con la certeza total de que vas a devolverle su equilibrio y su estado de bienestar». ¿No es algo maravilloso poder ver este arte desde esta perspectiva? ¿No sientes como si de repente mis palabras llegaran a acariciarte como si estuvieras en una camilla de masajes? Pues así me sentí por primera vez al oir hablar del masaje Ayurveda.

La primera vez que tomé contacto con un masaje ayurvédico y que empecé a conocer sobre la Medicina Ayurveda me encontraba en Madrid, en las instalaciones de una terapeuta argentina, afincada desde hace más de veinte años en la capital de España y que viaja a India cada año. Reconozco que en ese momento tuve mis reservas, todo aquello me sonaba tan desconocido y tan nuevo a la vez. Una parte de mí anhelaba adentrarse, sin lugar a dudas, en esa filosofía y otra parte me decía que aquello «sonaba a chino» y que me estaba equivocando. Seguramente, llegados a este punto, todos os estareis sintiendo identificados con esas dos vocecitas interiores que nos hablan constantemente y nos tratan de llevar por lo que la mente etiqueta como el camino «correcto» o el «incorrecto». Pues ahí me hallé y ahí decidí que quería saber más, que no iba a permitir que el incesante saboteo mental, al que estaba acostumbrada desde siempre, me impidiera adentrarme en una fuente de sabiduría que ahora admiro y que tantos beneficios aporta.

En ese curso de masaje, llamado masaje marma, empezó todo mi contacto con la cultura india y el Ayurveda. Era fascinante la intensidad con la que la terapeuta transmitía los conocimientos adquiridos y nos hablaba de una tradición totalmente nueva para los que la escuchábamos. Ahí empecé a comprender que para Ayurveda, el ser humano no es solo un conjunto de huesos revestido con piel y órganos. Ahí me empezaron a mostrar cómo se ve el masaje y cómo se siente en gran parte del continente indio.

En India el masaje se vive como parte de las rutinas diarias que se llevan a cabo sobre el cuerpo. Es una forma más de mimar el organismo porque allí no se ve como un trozo de cuerpo dolorido que hay que tratar sino como un conjunto físico y emocional que envuelve a uno más trascendental, el espiritual. Para Ayurveda el masaje trabaja a esos tres niveles y tratando esos tres niveles, la capacidad de sanación del cuerpo es inimaginable.

Por lo tanto, me sumergí de lleno en el Marma massage o masaje marma. Este tipo de masaje considera que tratando los 107 puntos principales y más energéticos distribuidos a lo largo del cuerpo, los puntos marma (en ellos confluyen vasos, tendones, ligamentos, huesos, órganos, articulaciones, etc.) y acompañando ese tratamiento con un masaje suave, direccionado, teniendo en cuenta el dosha doshas dominantes del paciente, se consigue devolver al mismo su equilibrio natural.

He de confesar, que durante la sesión en que lo recibí, que duró algo más de hora y media, percibí varias sensaciones a nivel emocional y energético, además de necesitar ir al baño como unas cuatro veces; cosa que era la primera vez que experimentaba en mi vida.

Os podéis imaginar lo que se siente cuando percibes por primera vez sensaciones nunca antes experimentadas. Me fascinó tanto que no tardé en empezar a ponerlo en práctica y en deleitarme con los resultados que muchos de vosotros habéis podido apreciar.

Con el masaje marma se trabaja sobre los sistemas circulatorio, linfático, emocional, energético y muscular ayudando a eliminar la fatiga tanto mental como física y proporcionando resistencia frente a la falta de armonía y las enfermedades. Este masaje es beneficioso para mejorar la circulación sanguínea y el sistema linfático. Equilibra los siete tejidos (dhatus) y los canales energéticos de nuestro cuerpo (nadis). Estimula los puntos marma para aumentar el Prana (energía sutil que circula por todo nuestro organismo). Alivia el dolor y ayuda a aquellas personas que presentan molestias en la espalda, el cuello, la cabeza e incluso rigidez muscular. Ayuda en problemas de sobrepeso. Estimula los órganos y sistemas del cuerpo. Elimina los bloqueos, ofreciendo relajación física y psicológica y aportando más energía.

Tras esta formación, yo, que soy un «culo inquieto del aprendizaje» no pude por menos que seguir indagando sobre Ayurveda y buscando alguna otra formación interesante que se diera por España (aún no imaginaba el gran salto que daría después). En ese intervalo también supe del quiromasaje y también quise incluirlo en mi formación porque no dejaba de ser un conjunto de técnicas manuales con las que mejorar la salud y devolver el bienestar a los demás. Y, conforme más aprendía de masajes y de tratamiento con las manos, más feliz me sentía y más sensación de plenitud y bienestar recorría mi cuerpo. Cosa que, anteriormente, ningún trabajo me había aportado. Así que decidí seguir escuchando a esa vocecita que se sentía satisfecha.

Encontré a la Doctora Prachitti mediante los comentarios de otras compañeras del curso de marma e indagué sobre ella todo lo que pude. Me contaron que era una doctora de la India que venía a España a realizar formaciones y a pasar consulta. Ahí es cuando decidí hacer el Diplomado de alimentación y masajes Ayurveda en Madrid.

Ella nos introdujo a la parte de fundamentos y filosofía del Ayurveda con la facilidad del que se sumerge en la lectura de un libro fascinante. Con cada clase que nos daba, más se despertaba el ansia por saber. La parte que más despertaba mi curiosidad de toda la formación tenía que ver con el masaje, sin duda. Desde bien pequeña siempre he sentido que mis manos tenían una utilidad más allá de las actividades y uso normales y como una necesidad de tocar todo y a todo el mundo, que no sabía cómo gestionar. Ha sido con el masaje que he descubierto lo que ellas demandaban y ahora las siento como las herramientas más valiosas y milagrosas de mi cuerpo.

En cuanto empezamos la formación práctica con masajes y tratamientos Ayurvédicos, mi interés y expectación crecieron. Comenzamos viendo el masaje abhyanga. En este punto no puedo por menos que citar a uno de los autores de referencia de la Medicina Ayurveda, el Charaka Samhita:

El cuerpo de aquella persona que utiliza el masaje de aceite regularmente, rara vez se ve afectado, aunque sea sometido a lesiones accidentales o a trabajo extenuante. Mediante el uso diario del masaje con aceite, la persona tendrá un tacto agradable, adelgazará y se volverá fuerte, encantadora y menos afectada por la vejez (Sutrasthana: V: 88–89).

El término abhyanga, que proviene del sánscrito, lengua en la que está escrita Ayurveda, significa: «oleación del cuerpo» y lo que conseguimos con dicha oleación diaria de nuestro cuerpo es prolongar su bienestar y apariencia tanto externa como internamente. ¿De qué manera? En verdad no somos conscientes de las propiedades y beneficios que un buen aceite orgánico o un aceite tratado con plantas puede aportar a nivel tisular y a nivel orgánico hasta que lo probamos. Estamos tan acostumbrados a usar diariamente cremas hidratantes y cremas para todo que no somos capaces de ver la cantidad de elementos nocivos con los que estamos alimentando nuestro cuerpo y es que; no sé si lo sabéis; la piel es el órgano principal del cuerpo y el vehículo a través del cual entran toda clase de microorganismos y sustancias al interior. Pues bien, un buen masaje abhyanga, aplicado con asiduidad, puede ayudarnos a prevenir enfermedades al mantener un nivel de hidratación óptimo de la piel con el consecuente fortalecimiento de la misma como barrera contra los ataques externos, además de solucionar los problemas de sequedad. Con un masaje abhyanga ayudamosa mejorar la calidad de los tejidos, con lo que estamos evitando lesiones en los mismos. Prevenimos la aparición de enfermedades cutáneas y mejoramos las ya existentes. Si existen problemas articulares o musculares que cursan dolor o rigidez, este masaje es ideal para paliarlos teniendo en cuenta que se usan aceites tan sutiles que penetran más allá de la dermis y la epidermis. En el caso de padecer problemas nerviosos, insomnio, irritabilidad, etc., a través de un masaje abhyanga podemos reducir al mínimo los efectos creando una analgesia y relajación natural. Es también ideal para estimular la circulación tanto de los vasos sanguíneos como linfáticos por los movimientos que se llevan a cabo. Y, finalmente, sirve para desintoxicar el cuerpo, ya que, se suele usar aceite caliente que al penetrar en la piel produce hiperemia y aumenta la sudoración. Si después de leer esto aún no te has decidido a probarlos es que aún no sabes lo que te estás perdiendo.