En las publicaciones anteriores os instaba a empezar a escuchar vuestro cuerpo y sus necesidades a través de la alimentación y la meditación como modo de llegar al equilibrio necesario y saludable. Ayurveda, como ciencia de la vida, también incluye entre sus rutinas diarias la práctica de ejercicio físico como medio para eliminar toxinas, desbloquear los nadis (canales sutiles a través de los que circula el prana) y srotas (según Ayurveda, los canales por donde circulan los nutrientes para formar los doshas, los dhatus o tejidos y los malas o productos de desecho)y mantener la salud tanto física como mental. La práctica de ejercicio diaria es un complemento en el cuidado, la prevención y el equilibrio que promueve esta maravillosa ciencia.

Una práctica adecuada

Para realizar una práctica adecuada es extremadamente importante conocer tu constitución y los desequilibrios existentes en tus doshas, ya que, ésta debe promover el equilibrio en lugar del efecto contrario. Así como también es muy conveniente tener en cuenta las estaciones y el clima para saber qué doshas pueden estar afectados o no y si se pueden desequilibrar más.

Si tu constitución es predominantemente vata, has de saber que una práctica basada en el abuso de actividades aeróbicas del tipo: ‘aerobic’, ‘footing’, ‘spinning’, “tenis”, “patinaje”, “esquí” o similares va a desencadenar un aumento de dicho dosha y, por lo tanto, un desequilibrio en tu organismo. Del mismo modo, si tu práctica aeróbica se intensifica después del verano, con la llegada del otoño; con intención de perder el peso acumulado en las vacaciones, te encontrarás en la estación donde vata está más elevado por el aumento de los vientos y la bajada de temperatura, por lo tanto, estarás provocando mayor desequilibrio. Trata de optar en estas fechas por actividades que te anclen un poco más a tierra, como caminar suavemente, hacer yoga o pilates u otras actividades de suelo.

Si en tu constitución predomina pitta, debes evitar todas las actividades que aumenten el exceso de calor en tu organismo como: ‘hiit’, ‘body pump’‘crossfit’, “carreras cortas a gran velocidad”, “actividades alterofílicas”, así como evitar las saunas, las piscinas de aguas muy calientes, las exposiciones prolongadas al sol, etc. Cuando predomina el dosha pitta, el elemento fuego está más elevado en nuestro organismo y con actividades que aumenten el flujo sanguíneo y el bombeo del corazón estamos añadiendo más leña a ese fuego. En este caso es preferible que optes por actividades acuáticas no muy fuertes y/o actividades de suelo como en el caso anterior. Además, debes tener en cuenta un factor importante y es el de que en verano el dosha más elevado es precisamente pitta por el aumento de horas de sol y de temperaturas. Así que debes recordar no abusar de todas las actividades mencionadas en esta estación. Es preferible que disminuyas el tiempo, la exposición al sol y el ritmo en estas fechas para evitar la fatiga, los golpes de calor y las indigestiones propias de estos excesos.

En tercer lugar, nos encontramos con el perfil de kapha. Este dosha es más interesante porque las personas con predominancia del mismo no suelen encontrar muy divertido hacer deporte sea del tipo que sea. Suelen ser personas muy tranquilas, con constitución robusta y algunos kilos de más y la actividad por la que sienten más afinidad es el ‘tumbing’. Bromas aparte, al tener predominancia de elemento tierra y agua en el organismo, tienen más pesadez y lentitud de movimientos, con lo cual, necesitan de actividades que activen e inyecten energía a esas cualidades y hagan que circule más aire y fuego por los canales para ayudar a eliminar grasas y líquidos retenidos, es decir, los elementos tierra y agua que le son afines. Y, ¿qué actividades y ejercicios les pueden resultar beneficiosos a los kapha? Pues todas aquellas que no están recomendadas para vata pitta. Sí, lo oyes bien, todas. Además, la estación con más exceso de kapha es la primavera, momento en el que empiezan a subir un poco las temperaturas y se empiezan a licuar los excesos acumulados del invierno convirtiéndose en molestos resfriados con aumento de mucosidad, taponamientos nasales y toses expectorantes. Aquí es cuando debemos concienciarnos de la importancia de ayudar al organismo a eliminar lo que no le resulta de vital importancia y que va a provocar bloqueos a nivel de los tejidos y canales. En estas fechas, si no tienes también desequilibrio en vata, es cuando debes calzarte las deportivas y salir a correr, saltar o brincar, ir al gimnasio y darte una buena curtida, si es lo que te apetece.

Cabe recordar que en cuanto a constituciones se refiere, no sólo nos encontramos con un predominio de un monodosha (vata, pitta o kapha) sino que probablemente sea más de uno lo que predomine en nuestro vrikriti (constitución predominante actual). Con lo cual, deberemos ser capaces de armonizar las actividades, observando cuáles son las más adecuadas a cada uno, con qué intensidad y durante cuánto tiempo.

¿Cómo saber si la intensidad de tus ejercicios es la adecuada a tu constitución? Siempre que la transpiración y la respiración sean intensas pero no estén provocando un sobreesfuerzo, agotamiento, sed, sensación de ahogo, palpitaciones, etc., lo estarás haciendo correctamente.

La actividad debe aportar estabilidad, ligereza, disminuir el estrés y aportar fuerza al cuerpo como síntoma del equilibrio de los tres doshas.

Por otro lado, no se debe practicar ejercicio si se tiene hambre o sed, si eres un niño o persona mayor con las funciones vitales muy ralentizadas, si abusas de la actividad sexual, del levantamiento de peso, si sufres de ira o aflicción constantes.

El deporte debe ayudarte a entablar comunicación con tu cuerpo, al igual que lo hacen los alimentos y todas las percepciones sensoriales. Cuanto más aprendamos a escucharlo, más conexión hallaremos entre la mente y el cuerpo y, por ende, mayor felicidad y más salud. No hay que olvidar que la carga genética también juega un papel importante para enfocar los entrenamientos de forma óptima y evitar el padecimiento de lesiones tendinosas o cardio-respiratorias.

En definitiva, debemos aprender a escucharnos, a escuchar nuestros biorritmos y tener en cuenta los ritmos circadianos para que la práctica deportiva se disfrute y, a la vez, sea saludable, aportando equilibrio y bienestar, en lugar de descompensación y enfermedad. Si nos enfocamos en llegar a la meta y nos olvidamos del camino a recorrer, posiblemente no lo logremos.